Mat. 24:36
«Pero del
día y la hora nadie sabe, ni aún los ángeles de los cielos, sino solo mi
Padre»
Mar. 13:32
«Pero de aquel día y de la hora nadie sabe, ni aun
los ángeles que están en el cielo, ni el Hijo, sino el Padre»
Si de algo el pueblo adventista
debiera tener vergüenza es de haber dicho al mundo que nuestro Señor Jesucristo
vendría el 22 de octubre de 1843, y como todos sabemos, no vino. No contentos
con esto, por segunda vez supuestamente encontraron que la Biblia dice lo que no
dice: revisaron sus cálculos, corrigieron las partes que creían erradas, y
lanzaron una nueva fecha: pero tampoco vino. El fin de la historia en ese
tiempo fue que de unos 50 mil creyentes quedaron reducidos a 100: el 99.8%
perdido. En nuestros días y en nuestra congregación, el pastor Elmo Amaya expuso
en el Conversatorio de 1997, en Bagua Chica, que en el año 1998 empezaría la
persecusión y la Segunda Venida sería el año 2000. No ha sido el único
atrevido: recuerdo tambien predicar lo mismo, con la Biblia y el Conflicto de
los Siglos en la mano, en la Iglesia de Las Quintanas al hermano Daniel Abanto
papá, de la Iglesia de Chepén.
¿Tan difícil es darse cuenta que
el día y la hora nadie sabe? Escrito está: «nadie sabe». Pretender descubrir
esto destruye la fe porque destruye la certeza de lo que se espera y arruina la
convicción de lo que no se ve. Si un cálculo aproximado fuera posible ¿creen
que Jesús no lo habría hecho o descubierto en las profecías de Daniel?
Que nadie se quiera pasar de
listo pretendiendo que puede llegar a saber más que nuestro Señor Jesucristo. ¿Alguien
cree que Jesús no estudió las Escrituras o que tal vez no conoció las profecías
de Daniel? En Luc. 16:29, 31 citó a Abraham, Moisés y los profetas, y antes, en
Luc. 13:28 citó a Abraham, Isaac, Jacob «y a todos los profetas». Hay
una expresión especial: «hijo de hombre» (no confundir con otra expresión
parecida «hijo de los hombres», en Gén. 6:4 o «hijos de un varón», en Gén.
42:11) que se aplica a un tipo especial de hombres. Se llama «hijo de hombre» a
Ezequiel (Eze. 43:10), a Daniel (Dan. 8:17). Ambos tienen en común que
comunican a la raza humana la Palabra de Dios, por eso los llamamos profetas
(Amós 3:7). Estos «hijo de hombre» son los profetas a quienes Dios manda a
profetizar contra los profetas de Israel (Eze. 13:2). Jesús es el «Hijo del
Hombre» (Mat. 8:20) a quien Daniel vió «como un hijo de hombre» (Dan.
7:13).
Cuando Jesús enseñaba en el templo,
a sus apóstoles y a la multitud, e incluso cuando fue tentado por Satanás citaba
las Escrituras (en Mat. 19:4 se refirió a Gén. 1:27; en Mat. 15:4 citó a Éxo.
20:12; en Mat. 4:4 citó a Deut. 8:3; en Mat. 4:7 citó a Deut. 6:16; en Mat. 15:7-8
citó a Isa. 29:13). Reconoció a las Escrituras como fuente de verdad contra el
error («Entonces respondiendo Jesús, les dijo: Erráis, ignorando las Escrituras
y el poder de Dios» Mat. 22:29).
Jesús no ha dado día y hora de su
Segunda Venida pero sí dijo qué señales habrán.
«Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni
vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la
tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos
más que vuestros pensamiento» Isa. 56:8-9.
Oseas 4:6 «Mi pueblo fue destruido, por le faltó
conocimiento»