Con relación a hechos ocurridos
esta semana, que me apenan e indignan, escribo este punto de vista en el marco
de mis certezas acerca de la Iglesia Adventista del Séptimo Día. Aunque supongo
estuve registrado en la Iglesia hasta que tuve cuatro años de edad, no tengo recuerdo
de eso; conocí a la Iglesia fuera de sus templos: en la Asociación Peruana de
los Adventistas del Séptimo Día, donde aprendí a amarla y donde prometí que no
entraría a sus templos, luego que nos prohibieron para celebrar los cultos en
1968 y ni siquiera nos dejaron entrar a escuchar el Congreso de la Asociación General
de junio de 1970, en New Jersey, EE. UU.
PROPIEDAD INTELECTUAL
Cuando la Iglesia adventista del
Séptimo Día recurre al Estado para que cautele su derecho a la propiedad
intelectual, ha degenerado su misión de llevar la Palabra hasta lo último de la
tierra (Hech. 13:47). ¿Cuánto pagaron Jesús y sus apóstoles para cantar el
himno aquella noche luego que fue instituida la Santa Cena? (Mar. 14:26). Seguramente
la nueva teoría es que todos, incluido nuestro Señor Jesucristo, deba pagarle
al propietario de los derechos de los autores de los himnos por cantar sus
himnos; ojalá fueran los hermanos, es la organización lucrativa en que se ha
vuelto. La orden de cantar «cántico nuevo» no es invención humana sino proviene
de la Biblia (Sal. 149:1; Isa. 42:10; Apoc. 5:9). Gracias sean dadas a Dios que
la Iglesia ni nadie nunca podrá cobrar jamás ni el mínimo dinero a los
redimidos cuando entonen el cántico del Cordero (Apoc. 15:3).
Entendería que los antiguos
enemigos de Dios nos prohíban cantar a menos que lo hagamos previo pago, pero,
por supuesto, estos hermanos de la actualidad, dueños de la Iglesia, no son
sino comerciantes de la Palabra. En realidad, la Iglesia adventista del Séptimo
Día es dueña de casi todo. No se puede ni pensar diferente porque si eres
empleado (pastor, misionero; no hablo aquí del personal administrativo sino
solamente del personal ministerial) y te atreves a difundir enseñanzas fundamentadas
en la Biblia y los Escritos Inspirados, pero que sin embargo contradicen
acuerdos previos de la Iglesia, te botan del trabajo. Como botaron al pastor
australiano Desmond Ford, a pesar de lo cual él pasó al descanso el año pasado como
miembro de la Iglesia adventista. Él nunca fue siquiera acusado de un manejo
administrativo indebido, no arreglado a las normas internas, o algo de su vida
personal, no, su caso fue totalmente religioso y escritural. Él fundamentó
dentro y también fuera de la Iglesia a nivel académico que nuestra
interpretación oficial de la profecía de las 2,300 tardes y mañanas está
equivocada, pero como la ley y el testimonio no les importa, lo botaron.
Por si no sabían o lo han
olvidado, en la Iglesia Adventista del Séptimo Día tienen que apegarse a sus
normas humanas, si crees en la Biblia y en los Escritos Inspirados, si tu vida
es testimonio de piedad e incluso si entregas tus diezmos, no importa; solo
importa cumplir sus órdenes. «Se espera que los funcionarios y administradores
trabajen en armonía con el Working Policy
de la Asociación General. Aquellos que muestran incapacidad o falta de voluntad
para administrar su trabajo en armonía con la política no deben continuar en el
liderazgo ejecutivo de sus respectivos campos o juntas/comités de gobierno»
GC Working Policy, B 15 15.
LA CORPORACIÓN
Desde este mes, abril de 2020, ya
no podremos cantar los himnos del himnario adventista en nuestros servicios de
adoración: el audio de estos himnos han sido desactivados de las plataformas
virtuales que se venían transmitiendo a través de Facebook en los presentes
días de inmovilización ordenado por el gobierno. Primero nos advirtieron que lo
harían. Luego ya lo han concretado. Podemos usar el himnario digital en lugares
públicos como el templo o en una plataforma virtual, pero previo pago al
propietario, que este caso es la Asociación Casa Editora Sudamericana®, que
reporta a la General
Conference Corporation of Seventh-day Adventists®. ¿Notaron esa
palabrita Corporation?
La GCC SDA tiene su sede en Columbia (por eso
decimos que su sede está en Washington, D.C., por district of Columbia) y no es
lo mismo que la General
Conference of Seventh-day Adventists®, cuya sede está en Maryland. Por
si caso: la corporación no lo encuentran en Wikipedia pero sí en Bloomberg (https://www.bloomberg.com/profile/company/7336554Z:US).
El que lee entienda.
La próxima vez que quieran ir a
sentarse en las bancas de la Iglesia adventista del séptimo día, piensen dos o
más veces: las organizaciones no existen, no existen en la realidad, por tanto
no tienen vida propia, no tiene vida, tan siquiera. Lo que existe son las
personas y las cosas. Así, nadie puede decir que ha visto a su patria o al
Estado, simplemente porque no existen en el mundo de la realidad, lo que existe
son personas, luego estas personas se apropian de lo que quieren y pueden:
terrenos (territorio), construcciones (caminos, ciudades), etc; estas personas
hacen lo que quieren con ese esos territorio, construcciones, etc. porque
tienen la exclusividad del uso de la fuerza. Con la Iglesia adventista ocurre
algo peor: un grupo de personas en nombre de toda la hermandad deciden qué se
hace porque el Congreso General es una farsa de representación. Por eso es buen
negocio estar en el poder. Estos son los seis últimos presidente de la
Asociación General hasta el actual:
Presidente
de la Asociación General
|
Años en la presidencia
|
Procedencia
|
Ted Wilson (hijo de Neal)
|
10
|
EE. UU.
|
Jan Paulsen
|
11
|
Noruega
|
Robert
Folkenber
|
8
|
Puerto Rico, EE. UU.
|
Neal Wilson (papá de Ted)
|
11
|
EE. UU.
|
Robert Pierson
|
12
|
EE. UU.
|
Reuben Figuhr
|
12
|
EE. UU.
|
Al único presidente latino,
Robert Folkenberg, lo destituyeron (oficialmente renunció luego de una
inminente demanda por una supuesta estafa); conociendo su ministerio, renunció
para evitar el escándalo y burla que hubiera traído a la Iglesia (en mi
opinión, es una lectura errónea de Mat. 18:6 «Y cualquiera que haga tropezar a
alguno de estos pequeñitos que creen en mí; mejor le fuera que se le colgase al
cuello una piedra de molino de asno, y que se le hundiese en lo profundo del
mar» porque nuestro Señor Jesucristo también en comparado con la piedra de
tropiezo por Pablo y Pedro en Rom. 9:33 y 1° Pedro 2:8) a pesar que de él
saliera bien librado porque todas las acusaciones en su contra eran falsas. ¿Cuál
fue su delito? 1) Ser latino, creo yo, pasó su niñez en Puerto Rico y Cuba, 2) su
lengua materna fue el español, 3) cantar [aún circulan sus álbumes completos
con himnos en español], y 4) sobre todo, la jerarquía de la Iglesia adventista
(oficialmente se llama Executive Comitee,
https://executivecommittee.adventist.org/), remedo de la curia romana de la
Iglesia católica, se evitó la vergüenza que les hubiera significado anunciar en
el Congreso de la Asociación General que este pastor latino había hecho crecer
a la Iglesia adventista como nunca antes en su historia, tan solo en los ocho
de su presidencia creció 68%.
Si alguna vez pensaron que
noviembre de 1968 es un lejano tiempo del siglo pasado, les digo que no, las
razones para proclamar la Asociación Peruana de los Adventistas del Séptimo Día
están vigentes cada día. En aquel tiempo de inmediato vinieron los despidos de
los hermanos que trabajan para la Iglesia (¿No me creen? Pregúntenle al hermano
Teodoro Vásquez Tapia qué hicieron con él), luego fueron los juicios para
desalojar los templos (no nos quitaron los templos de Chepén, calle San Pedro
230, y El Porvenir, calle Micaela Bastidas 1239), ahora nos prohíben usar los
himnos cuando difundimos la Palabra de Dios.
Termino con esta Palabra: «Entonces
se acordaron sus discípulos que está escrito: El celo de tu casa me consume»
Juan 2:17.