viernes, 15 de mayo de 2020

¿POR QUÉ JEHOVÁ ES JUSTICIA NUESTRA?


RESUMEN

¿Hay hombre que haga el bien y nunca peque? No, no hay ni uno. Jehová es justicia nuestra porque Él, que es rico en misericordia, no queriendo que ninguno perezca sino que todos tengamos vida eterna, constituyó a Su Hijo unigénito en víctima sustitutoria por nuestros pecados (entonces la ley ya no nos puede matar) y a la vez lo constituyó a Él en nuestras buenas obras (entonces viviremos por ellas). El creyente no muere por sus pecados, ni tampoco vive por sus buenas obras; las infracciones a la ley las paga Jesucristo, asimismo cumple la ley por nosotros. Jehová es nuestra justicia porque nuestras justicias no sirven ante los ojos de Dios, por más valor que tengan para el prójimo: no son aceptas ante Dios las buenas obras sin Dios, como tampoco son aceptas ante Dios las buenas obras del nuevo hombre cuyas buenas obras son fruto de la fe. Tenido por justo, es decir, justificado, es quien cree: «sus» buenas obras dan testimonio ante Dios y los hombres,
 -  ante Dios las buenas obras de obediencia a la ley que Jesucristo hizo por nosotros; esto es, el hombre es justificado por la fe
-  y ante los hombres las buenas obras que hacemos para el prójimo; esto es, el hombre es justificado por sus obras.

INTRODUCCIÓN

Aceptamos que Jehová es justicia nuestra porque está conforme a Jer. 23:6, 33:16: «Jehová, justicia nuestra», 33:16, de lo cual da cuenta el vidente, diciendo: «y verán su rostro, y su nombre estará en sus frente» Apoc. 22:4. Esto es nuestra salvación completa e incluye todo para alcanzar vida eterna y Él mismo es quien tiene a su cargo cada uno de nuestros casos en el juicio de los cielos, acerca de lo cual dice: «Hijitos míos, estas cosas os escrito para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo» 1° Juan 2:1. Esta es la enseñanza bíblica acerca de la aplicación práctica, de la consecuencia, de la respuesta al para qué Jehová es justicia nuestra: para que Adán, Eva, echados del huerto de Edén y sin acceso al árbol de la vida, asimismo sus hijos, tengan vida. Es el único camino a la vida eterna y no hay otro camino que el mismo Camino a quien Pablo perseguía antes de su conversión «Perseguía yo este Camino hasta la muerte, prendiendo y entregando en cárceles a hombres y mujeres» Hech. 22:4. Ahora comentaremos acerca de la enseñanza bíblica de por qué Jehová es justicia nuestra, es decir, cuál es su causa u origen.

por qué [causa] JEHOVÁ ES JUSTICIA NUESTRA para qué [consecuencia]

EN EL JUICIO

Justicia implica juicio. En este juicio celestial, de lo que trata de dilucidar el Juez justo es la situación eterna de cada ser humano con base en su justicia que es eterna y su ley que es la verdad (Sal. 119:142): (a) si hizo bien, debe vivir, según Rom. 10:5, y (b) si hizo mal, debe morir; hay, además, en este juicio una tercera situación por definir: (c) cuál es destino de quienes no hicieron ni mal ni bien. Este último caso no es posible en la realidad porque no hay un punto cero, neutral, en el medio entre lo bueno y lo malo; de esta manera, quien no es malo no es automáticamente bueno sino que para ser bueno tiene que hacer obras buenas, como es ilustrado de diversas manera en la Biblia:

-  Mat. 12:30: «El que no es conmigo, contra mí es; y el que conmigo no recoge, desparrama»
- Mat. 13:22: «El que fue sembrado entre espinos, éste es el que oye la palabra, pero el afán de este siglo y el engaño de las riquezas ahogan la palabra, y se hace infructuosa»
-  Mat. 15:8: «Es pueblo de labios me honra, mas su corazón está lejos de mi»
-  Apoc. 3:16: «Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca»

La ley consta de mandamientos escritos en forma afirmativa (harás) y en forma negativa (no harás). En concordancia con lo cual, la Biblia define al pecado de esas dos formas. La contravención de la ley, es decir, hacer lo contrario a lo ordenado, es pecado (en 1° Juan 3:4 dice «Todo aquel que comete pecado, infringe también la ley; pues el pecado es infracción de la ley»); y también es pecado no hacer lo ordenado (en Sant. 4:17 dice «y al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado»). Entonces, ¿cómo haremos para cubrir ambos aspectos de la ley? No hay forma de evadir la ley: por el pecado cometido, la persona debe morir, y para vivir deberá vivir sin pecado.

LA ELECCIÓN

Desde la creación los seres humanos hemos elegido hacer lo que Dios no quiere y no hacer lo que quiere; esta elección humana es el ejercicio de la libertad. Dios no nos fuerza a nada, ni aun a hacer el bien para nuestras propias personas. Él está a la puerta y llama pero no entra sin permiso. De igual manera, Dios en uso de su libertad nos eligió. «No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, él os lo dé» Juan 15:16. No hemos elegido que sea nuestra justicia sino que él eligió ser justicia nuestra. Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero» 1° Juan 4:19

EL PECADO DE MUERTE

Hay pecado no de muerte, según 1° Juan 5:16; entonces, si la paga del pecado es muerte, según Rom. 6:23, ¿cómo se paga con muerte por el pecado que no es de muerte? En la Biblia no hay excepciones ni contradicciones sino incomprensiones. Ambos versículos dicen la verdad. Ahora aquí comentaremos acerca del pecado contra el Espíritu Santo del cual Jesús habló en Mat. 12:31 («Por tanto os digo: Todo pecado y blasfemia será perdonado a los hombres; mas la blasfemia contra el Espíritu no les será perdonada») y leeremos ese pasaje con otros que aparentemente dicen lo contrario, tales como «Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mi viene, no le echo fuera» Juan 6:37; «Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo» Juan  14:13. Otra vez: toda la Escritura es inspirada por Dios.

El joven rico cumplía toda la ley desde su juventud, mandamiento tras mandamiento, podemos decir que era irreprensible a los ojos de los hombres. Pero aun esa calidad de persona es inútil a los ojos de Dios. Lo único que nos perdona es Jesús y lo único que nos da vida es Jesús. Todo pecado y blasfemia pudo ser perdonado al joven rico, pero lejos de Jesús ni su más fiel cumplimiento sirve a los ojos de Dios. Lo único que no cumplió fue esto: «Ven y sígueme». Para ser salvos tenemos que entender que no podemos ser salvos. La ley cual ayo llevó al joven rico hasta la persona de Jesús y habló con Él, pero el joven no quiso Su justicia que es Su muerte por sus pecados y Su vida por sus buenas obras. Cuando el joven le preguntó a Jesús «qué más me falta» ¿acaso no le quiso decir que tenía todo para ser salvo? Jesús le dijo que sin Él, ese todo es nada. Jehová es justicia nuestra porque nada tenemos y nada podemos tener, nada somos y nada podemos llegar a ser. Una y otra vez, de una y otra manera la Biblia dice: «Sea Dios veraz y todo hombre mentiroso» Rom. 3:4. Así como estamos, así como somos, aun mentirosos si vamos a Jesús Él no nos echará fuera como al joven rico no lo echó fuera. Si el joven creía a Jesús pero no le creía, pudo decir como aquel hombre le respondió: «Creo, ayuda mi incredulidad» Mar. 9:24. Lo peor que puede hacer el ser humano es no creer o dejar de creer, ese es el pecado voluntario, entonces no queda más sacrificio por los pecados (Heb. 10:36). No creer es el pecado contra el Espíritu, es el pecado que no puede ser perdonado, es el pecado de muerte. Si crees, aun con temor y temblando, puedes tan solo tocar el manto de Jesús y ser salvo (Mar. 5:30,33-34 «Luego Jesús, conociendo en sí mismo el poder que había salido de él, volviéndose a la multitud, dijo: ¿Quién ha tocado mis vestidos?... Entonces la mujer, temiendo y temblando, sabiendo lo que en ella había sido hecho, vino y se postró delante de él, y le dijo toda la verdad. Y él le dijo: Hija, tu fe te ha hecho salva; ve en paz, y queda sana de tu azote»). En cambio, frente a la incredulidad, como la que se registra en el capítulo siguiente, Mar. 6:5 «Y no pudo hacer allí ningún milagro, salvo que sanó a unos pocos enfermos, poniendo sobre ellos las manos».

CONCLUSIÓN

Jehová es Justicia nuestra porque la única justicia acepta ante Él es su propia justicia. La muerte eterna por nuestras transgresiones a la ley, y la vida eterna por nuestra buenas obras, son de Dios. Jehová es justicia nuestra porque de otra manera estamos perdidos.

miércoles, 13 de mayo de 2020

DECISIONES POR MIEDO


A las 3:23 p. m. del domingo 31 de mayo de 1970 la tierra no paró de temblar durante 45 segundos. Imaginé que por la esquina aparecerían los tanques de guerras y rumores de guerras bíblicos, la pista retumbaba, se agitaba como olas con sonidos horribles, la hilera de casas se agitaba cual ropa colgada al viento, la gente corría, no hablaba, gritaba, gemía, lloraba presa de espanto, sus rostros no eran de miedo sino de terror. Me asusté cuando mi papá, tranquilo, repetía una y otra vez: «Señor, ten piedad». Pensé que era el fin del mundo; pero, no se parecía a la Segunda Venida que la maestra Lidia Cabrera nos había contado en la clase de niños. Parecía el infierno. No sé de qué pecados se puede autoculpar un niño de seis años pero pensé que esa tarde todos íbamos a morir, y yo no quería morir. No lloré pero mi corazón estaba desbordado, por lo que sé ahora tal vez estuvo en 200 lpm.

La enorme cantidad de fallecidos en un solo día, más los heridos y la tremenda destrucción material causó daños irreparables que ni con la ayuda internacional se ha podido reparar. Esta parte del país quedó sumida en extremos tristeza y miedo; tanto así, que aún hoy se puede ver a personas mayores que corren despavoridas cuando se produce un temblor de magnitud momento 5. El terremoto de 1970 fue de 7.5 en la escala de Charles F. Richter y demostró que esa escala no sirve porque encima de 7.5 no mide nada, sale cualquier cosa. Esa escala no se ha vuelto a usar.

TRISTEZA, TEMOR Y MIEDO

La tristeza y el miedo son emociones que comparten diversas experiencias, como que en condiciones normales duran poco y son poco profundas, pero no se crea que son lo mismo. Son diferentes: mientras la tristeza es lo que sentimos por lo malo que le pasa o pasó a otro, el miedo es lo que sentimos por lo indeseable que nos puede pasar a nosotros, y el temor es porque pueda ocurrir lo desconocido. Por ejemplo: siento tristeza por la enfermedad que contrajo un amigo, en cambio, siento miedo de contraerla yo, y temo que el gobierno nos ponga un chip en la vacuna.

Cuando Jesús lloró (Juan 11:35) al saber que había muerto una persona a quien amaba, sintió tristeza, pero no sintió miedo. Jesús mismo dijo: «La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro, ni tenga miedo» Juan 14:27. Jesús les estaba anunciando que se iba a ir y ellos no querían la orfandad; el apedreamiento del que Jesús ya se había escapado dos veces escondiéndose y por su irrefutable Palabra (Juan 8:59, 10:31-32), les causaba miedo de morir, acerca de lo cual el profeta Zacarías había dicho «Levántate, oh espada, contra el pastor y contra el hombre compañero mío, dice Jehová de los ejércitos. Hiere al pastor, y serán dispersadas las ovejas; y haré volver mi mano contra los pequeñitos» Zac. 13:7. Lo que causaba miedo a los apóstoles era tan real como lo fue la crucifixión de Nuestro Señor Jesucristo.

Por temor a morir infectados de un virus, ser cremados e ir al infierno podemos asistir a la Iglesia con gran devoción y atendiendo al pedido del propio corazón solicitar ser bautizados. Pero ¿por qué poco después, cuando el temor ya no es tanto y el miedo desaparece, se distancia de la Iglesia hasta que ya no asiste por completo? En los días del apóstol Pedro la gente que esperaba la Segunda Venida comenzó a decir que el Señor tardaba en regresar porque habían transcurrido unos 40 años. ¿Qué podemos decir de estos 2,000 años que han pasado, no es tardanza? Las decisiones por temor o miedo no son duraderas ni profundas; aunque nunca se niega la fe, al menos no por completo, el amor se enfría, como dice en Mat. 24.12 (para un comentario de esto presione aquí). Este enfriamiento, que causa dolor en la Iglesia al ver que los nuevos hermanos desertan, es una señal del tiempo de tribulación en el cual vivimos. Las largas presencias o ausencias de antes, ahora corresponden a los sucesivos calentamientos y enfriamiento espirituales en los cuales la tibieza es lo más frecuente, como lo advierte Apoc. 3:15.

QUÉ  PODEMOS HACER

Rom. 10:17
Qué ocurre, en cambio, cuando hablando de la persona de Jesucristo, en algún amigo o familiar se despierta el interés por conocer a la persona de Jesús. Entonces, corresponde abrirle la Biblia para que se relacione en forma personal con Jesucristo. Entonces, es el espíritu Santo quien hacer la obra en esa persona y la convencerá de pecado, justicia y juicio (Juan 16:8). Seguramente es cierto que podemos probarle que la ley de los 10 mandamientos está vigente y su cumplimiento es obligatorio, también que las profecías son como un antorcha que alumbra en lugar oscuro (2° Pedro 1:19) y que el bautismo por inmersión conduce a la salvación (Mar. 16:16). Pero nada de eso salva sino solamente la persona de Jesús (Hech. 4:12). Por todo esto y por más que acá no está dicho, dejemos a cada persona decidir ir voluntariamente, sin miedo, a los pies de Jesús. Estemos seguros que Él no la echará fuera (Juan 6:37). «A Jehová de los ejércitos, a él santificad; sea él vuestro temor, y él sea vuestro miedo» Isa. 8:13.

domingo, 10 de mayo de 2020

DE QUÉ TRATA MATEO 24


Las conversaciones que motivan este comentario ocurrieron en una semana muy especial: en la semana cuando nuestro Señor Jesucristo fue crucificado. Entró a Jerusalén montado en un pollino y luego venció en cuanto al entendimiento de la Palabra a saduceos y fariseos (Mat. 23:34; «Y nadie le podía responder palabra; ni osó alguno desde aquel día preguntarle más» Mat. 23:46). Primero, venció a los saduceos que enseñaban doctrinas falsas («Porque los saduceos dicen que no hay resurección, ni ángel, ni espíritu; pero los fariseos afirman estas cosas»Hech. 23:8) y luego, venció a los fariseos que eran personas falsas, que decían verdades pero practicaban mentiras («¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! Que sois como sepulcros que no se ven, y los hombres que andan encima no lo saben» Luc. 11:44). Después, salió el templo (Mat. 24:1).

     EL RELATO EN CONTEXTO

En el trayecto del templo al monte de los Olivos (dependiendo de los puntos inicial, de ruta y final, la distancia está entre 4 km y 5 km y se la camina en alrededor de una hora) sus discípulos le mostraron los edificios del templo y Él les respondió: «¿Veis todo esto? De cierto os digo, que no quedará aquí piedra sobre piedra, que no sea derriba» Mat. 24:2». Durante ese recorrido de aproximadamente una hora, los discípulos le hablaron acerca del templo y Él les respondió acerca del templo; no les habló de su cuerpo que después de muerto él mismo levantaría al tercer día, como está escrito en Juan 2:19, 21 «Respondió Jesús y les dijo: Destruid este templo, y en tres días lo levantaré… él hablaba del templo de su cuerpo». La diferencia es esta: en Mateo 24 se habla del templo y en Juan 2 se habla del cuerpo de Jesús. Son dos temas diferentes y cada uno tiene su propio desarrollo en la Biblia. Tampoco está hablando de su Segunda Venida, que lo cual habla recién a continuación. El relato de Mateo 24 continúa en el versículo 3 cuando ya han llegado al monte de los Olivos y habla de otros eventos, hasta el versículo 31. Les enseñó lo mismo por parábolas (de la higuera y analogías en las cuales uno es tomado y otro dejado, el ladrón que viene de noche, y en el cap. 25: las diez vírgenes y los talentos), por la historia (Noé y el diluvio) y por enseñanzas directas acerca de su Segunda Venida (el siervo fiel y el siervo malo).

En lo que sigue, el texto de Mateo 24 está con letras itálicas (inclinadas a la derecha) para distinguirlo del comentario, que inicia con una sangría y signo (ð). Se usan colores para distinguir cada uno de los cinco eventos que Jesús les explicó, que son los mismos colores usados en la gráfica adjunta. Se ha resaltado la primera palabra del texto bíblico con la que inicia cada evento, de la siguiente manera: 1er evento, v2 Respondiendo; 2do evento, v4 Respondiendo; 3er evento, v9 Entonces; 4to evento, v15 Por tanto; y 5to evento, v29, E inmediatamente después.

     PRIMER EVENTO: destrucción del templo

1 Cuando Jesús salió del templo y se iba, se acercaron sus discípulos para mostrarle los edificios del templo. 2 Respondiendo él, les dijo: ¿Veis todo esto? De cierto os digo, que no quedará aquí piedra sobre piedra, que no sea derribada.

ð   Los discípulos le muestran el templo a Jesús pero no le hacen ninguna pregunta; Él, les anuncia el primer evento: que el templo será derribado. No revela nada acerca de su reedificación.

     LAS TRES PREGUNTAS DE SUS DISCÍPULOS

3 Y estando él sentado en el monte de los Olivos, los discípulos se le acercaron aparte, diciendo: Dinos,
- ¿cuándo serán estas cosas,
- y qué señal habrá de tu venida,
- y del fin del siglo?

ðAhora sí, los discípulos le hacen tres preguntas que se distinguen por estar unidas por sendos conectores lógicos «y».
     SEGUNDO EVENTO: principio de dolores
4 Respondiendo Jesús, les dijo: Mirad que nadie os engañe. 5 Porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y a muchos engañarán. 6 Y oiréis de guerras y rumores de guerras; mirad que no os turbéis, porque es necesario que todo esto acontezca; pero aún no es el fin. 7 Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares. 8 Y todo esto será principio de dolores.

ðLos eventos 1, 2 y 3 tienen en común que ocurren antes de la gran tribulación del fin del siglo y de la Segunda Venida; sin embargo, cada uno de ellos tiene sus propios acontecimientos. En otras palabras: desde la destrucción del templo, hasta el final de la tribulación y antes de la gran tribulación, en palabras del apóstol Pablo son «tiempos peligrosos» 2° Tim. 3:1, en los que «algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios» 1° Tim. 4:1; de lo cual da cuenta, asimismo, el apóstol Pedro al indicar que Jesús fue «manifestado en los postreros tiempos» 1° Pedro 1:20. El evento 1: La destrucción del templo, es un evento único; es decir, una vez que el templo fuera destruido ya no vuelve a ser destruido. En cambio los eventos 2: principio de dolores y 3: tribulación, una vez que empieza un acontecimiento, este se repite. Así tenemos, las guerras, rumores de guerras, pestes, hambres y terremotos se repiten una y otra vez. Asimismo, quienes vendrán falsamente en Su Nombre, serán muchos, no uno sino muchos.
     TERCER EVENTO: tribulación
9 Entonces os entregarán a tribulación, y os matarán, y seréis aborrecidos de todas las gentes por causa de mi nombre. 10 Muchos tropezarán entonces, y se entregarán unos a otros, y unos a otros se aborrecerán. 11 Y muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán a muchos; 12 y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará. 13 Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo. 14 Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin.

ðLos cristianos pueden exihibir sus mártires en Europa, tanto católicos como protestantes, durante la edades Antigua, Media y Contemporánea. Siendo que este evento 3 es anterior al evento 4 de la gran tribulación o fin del siglo, la palabra «fin» del v. 13 está referido a la muerte, como está escrito en Apoc. 2:10 en el mensaje al ángel de la iglesia en Esmirna: «He aquí, el diablo echará a alguos de vosotros en la cárcel, paa que seais probados, y tendéis tribulación, por diez díaz. Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de vida»
     CUARTO EVENTO: gran tribulación
15 Por tanto, cuando veáis en el lugar santo la abominación desoladora de que habló el profeta Daniel (el que lee, entienda), 16 entonces los que estén en Judea, huyan a los montes. 17 El que esté en la azotea, no descienda para tomar algo de su casa; 18 y el que esté en el campo, no vuelva atrás para tomar su capa. 19 Mas ¡ay de las que estén encintas, y de las que críen en aquellos días! 20 Orad, pues, que  vuestra huida no sea en invierno ni en día de reposo; 21 porque habrá entonces gran tribulación, cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá. 22 Y si aquellos días no fuesen acortados, nadie sería salvo; mas por causa de los escogidos, aquellos días serán acortados. 23 Entonces, si alguno os dijere: Mirad, aquí está el Cristo, o mirad, allí está, no lo creáis. 24 Porque se levantarán falsos Cristos, y falsos profetas, y harán grandes señales y prodigios, de tal manera que engañarán, si fuere posible, aun a los escogidos. 25 Ya os lo he dicho antes. 26 Así que, si os dijeren: Mirad, está en el desierto, no salgáis; o mirad, está en los aposentos, no lo creáis. 27 Porque como el relámpago que sale del oriente y se muestra hasta el occidente, así será también la venida del Hijo del Hombre. 28 Porque dondequiera que estuviere el cuerpo muerto, allí se juntarán las águilas.

ðLa expresión «cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá» es similar a Dan. 12:1 «será tiempo de angustia, cual nunca fue desde que hubo gente hasta entonces». Los acontecimientos falsos cristos y falsos profetas se repiten como en el evento 3: tribulación, pero se diferencian en su mayor intensidad al extremo que estos días del evento 4: gran tribulación los días serán acortados por causa de los escogidos.
     QUINTO EVENTO: Segunda Venida
29 E inmediatamente después de la tribulación de aquellos días, el sol se oscurecerá, y la luna no dará su resplandor, y las estrellas caerán del cielo, y las potencias de los cielos serán conmovidas. 30 Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria. 31 Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos, de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro.

ðPara entender las señales de su Segunda Venida no podemos referirnos a eventos similares que ocurren todo el tiempo en los días de los eventos anteriores. Por ejemplo, ¿alguna vez han caído estrellas sobre la tierra? Sí, muchas veces y ni cuenta nos damos porque solo se ve el fenómeno natural y no hay ninguna conmoción en los cielos. Pero ninguna de esas veces se compara con la caída de estrellas de la Segunda Venida porque no es un fenómenos atmosférico sino que «las potencias de los cielos serán conmovidas». El apóstol Pedro lo explicó con estas palabras: «El sol se convertirá en tinieblas, y la luna en sangre, antes que venga el día de Señor, grande y manifiesto» Hech. 2:20. No será un gran eclipse ni fenómenos naturales, como referido a otra cosa se indica en Eze. 32:8 («Haré entenebrecer todos los astros brillantes del cielo por ti, y pondré tinieblas sobre tu tierra, dice Jehová el Señor») sino que será la intervención directa del Creador sobre la creación, por eso dice que vendrá «con poder y gran gloria», con el mismo poder con que fueron creados, como está escrito en Sal. 33:9 «Porque él dijo y fue hecho, Él mandó y existió» y el apóstol Pedro lo relata con elocuencia «Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas» 2° Pedro 3:10.
      CONCLUSIONES
1.   En Mat. 24:1-31 los discípulos presentaron a Jesús tres preguntas: 1) cuándo será destruido el templo, 2) qué señales habrá de su Segunda Venida y 3) qué señales habrá del fin del siglo.
2.   A la pregunta 1) Jesús respondió que la fecha y la hora nadie sabe. Esta respuesta la dio después de responder las preguntas 2) y 3), por tanto es la misma en los tres casos: nadie sabe fecha y hora de la destrucción del templo, Segunda Venida y fin del siglo.

3.    Jesús en su respuesta no explicó un solo evento, que sería la Segunda Venida, sino los siguientes cinco eventos:
1) la destrucción del templo,
2) el principio de dolores,
3) la tribulación,
4) la gran tribulación y
5) su Segunda Venida.
4.       Nadie sabe el día y la hora de ninguno de estos cinco eventos (v36).
5.    Los acontecimientos de los eventos 2: principio de dolores y 3: tribulación, tales como guerras, hambres, pestes, terremotos, no son eventos que recién ocurren en el siglo XXI ni XX ni XIX, sino que se repiten durante siglos, específicamente desde los días de la vida terrenal de nuestro Señor Jesucristo, se mantiene hasta la fecha y continúa durante toda la tribulación.
6.       La palabra fin (v. 13) no es el fin del siglo sino el fin de cada persona con su muerte,.
Los fenómenos naturales como eclipses y caída de estrellas no son los acontecimientos que ocurrirán en la Segunda Venida sino que «las potencias de los cielos serán conmovidas»