INTRODUCCIÓN
Un primer punto
puede ser: todos los mandamientos son iguales porque la ley es una unidad, por
tanto lo más importante de la ley es toda la ley. Un segundo punto puede ser
este: en el 4° mandamiento Dios puso especiales detalles, como que (1) es el
mandamiento más extenso ya que abarca cuatro versículos, (2) es el único mandamiento
que entrega una obligación de hacer (“te acordarás del día de reposo”) y una
prohibición de no hacer (“no harás en el obra alguna”), los demás mandamientos
expresan una obligación o una prohibición, pero no ambas, (3) es el único
mandamiento conmemorativo, (4) porque es ejemplo de trabajo y reposo, (5)
porque es el único fundamentado en la bendición y santificación originales de
que fue objeto, por tanto lo más importante de la ley es el 4° mandamiento, el
más importante entre los diez mandamientos iguales en importancia.
NUESTRAS REBELIONES
El
lector apresurado y flojo no considera la totalidad de la Escritura y se va a
conformar con el primer versículo que escuche al respecto. ¿Quién se imagina a
Dios desconsiderado escribiendo tanto para un pueblo tan atareado en labores
para el sustento material? Leyendo la Biblia poco a poco y siempre, con el paso
del tiempo uno descubre que los años de lectura dan frutos de conocimiento y
madurez. Uno aprende a navegar sobre antagónicos y disfrutar la Palabra del
Señor: “tome su cruz cada día y sígame” y “fácil su yugo y ligera su carga” (Luc.
9:23, Mat. 11:30). Las dos son verdad pero no tienen igual importancia. ¿Todos
y cada uno de nosotros que quiere seguir al Señor debe tomar su cruz cada día y
seguirlo? Sí, absolutamente. No hay término medio.
- Pero
¿por qué dice que su yugo es fácil y ligera su carga, si la cruz pesa horrores?
- Pesa
mucho si la cargas tú ignorando que el Señor ya la cargó por ti.
- Sí,
pero ahí dice “cada día”, o sea también hoy, mañana y los días que vendrán.
- Exacto,
porque está escrito: “Puesto los ojos en Jesús” (Heb. 12:1,2).
“Ciertamente
llevó él nuestras
enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por
azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él herido fue por nuestras rebeliones,
molido por nuestros
pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga
fuimos nosotros curados”. Isa. 53:4-5.
HAY DOS CAMINOS
Dios,
quien no obligó a Adán y Eva a obedecer ni pecar sino que les Dios libertad, a
todos nos da libertad para elegir lo mismo: camino de vida o camino de muerte. (Jer.
21:8). Deut. 30:15 significa esto: camino de muerte y el mal es tratar de
cumplir los mandamientos, antes y después del bautismo, antes y después del
derramamiento del Espíritu Santo, sin y con la ayuda de Dios; en cambio, camino
de vida y bien es
EL BAUTISMO DE JESÚS
¿De
qué pecados se arrepintió Jesús al ser bautizado? «Bautizaba Juan en el
desierto, y predicaba el bautismo de arrepentimiento para perdón de pecados»
Mar. 1:4-5. Cuando Juan se negó a bautizar a Jesús, Mateo registró su maravillosa
respuesta: «Deja ahora, porque así conviene que cumplamos toda justicia» Mat.
3:15. Jesús no tuvo pecado de qué arrepentirse porque ningún mal hizo (Luc.
23:41). Jesús dejó que Juan lo bautice por nuestros pecados. Ciertamente quien
es bautizado luego de creer es salvo, como lo declara Mar. 16:16 ¿pero de
verdad usted creyó que cuando el pastor introduce al creyente dentro del agua
pasa a ser salvo? En toda la Escritura el testimonio es este: estamos muertos
antes de haber nacido y salvados antes de haber nacido.
La
explicación que Dios Jesús es contundente:
- El que creyere y fuere bautizado ... será salvo. Por tanto, todos tenemos que creer y ser bautizados.
- El que no creyere ... será condenado. Por tanto, todos tenemos que creer.
- El que creyere y fuere bautizado ... será salvo. Por tanto, todos tenemos que creer y ser bautizados.
- El que no creyere ... será condenado. Por tanto, todos tenemos que creer.
¿Y
el que no fuere bautizado ... será condenado? No, porque Jesús se
bautizó por todos. Ese es el caso de quienes vivieron antes de Jesús, también de
quienes mueren sin el conocimiento de la verdad y de quienes no nacieron. Las
organizaciones religiosas sectarias leen Mat. 28:19-20 al revés: primero el
versículo 20, luego el versículo 19, y entonces inventaron las clases
bautismales. Cuando un funcionario de Candace leía la Escritura, creyó que Isaías
anunciaba el evangelio de Jesús y se dio esta conversación:
- Aquí hay agua, ¿qué impide que yo sea bautizado?
- Si crees de todo corazón, bien puedes.
- Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios.
- Aquí hay agua, ¿qué impide que yo sea bautizado?
- Si crees de todo corazón, bien puedes.
- Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios.
Yendo
por el camino llegaron a cierta agua, bajaron del carro en el que viajaban, el
funcionario fue bautizado, y Felipe fue arrebatado por el Espíritu y resultó en
Azoto. Hech. 8:26-40.
AÑO 2010
Cuando
vi que el Manual de la Iglesia (año 2011, que incluye las modificaciones aprobadas
en el Congreso de la Asociación General de la Iglesia adventista del séptimo día
del año 2010), por primera vez incluye previo al bautismo el “voto (alternativo)”
con tres preguntas, alternativo al voto de 13 preguntas, renové mi confianza en
que los corruptos y apóstatas no son demasiados.
LO MÁS IMPORTANTE DE
LA LEY
Esta
es la respuesta de Dios: «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!
porque diezmáis la menta y el eneldo y el comino, y dejáis lo más importante de la ley: la justicia,
la misericordia y la fe. Esto era necesario hacer, sin dejar de
hacer aquello» Mat. 23:23. «Aquello» es importante pero no es lo más
importante. Diezmar la menta, el eneldo y el comino es importante, pero lo más
importante de la ley es la justicia, la misericordia y la fe. Nuestro bautismo
personal es importante pero más importante es el bautismo de Jesús. Nuestras
vida y muerte son importantes, pero más importantes son la vida y muerte de Jesús.
Ir a la iglesia el sábado cuando se pone el sol durante lo que llamamos noche
del viernes, asistir a los cultos de 9:15 a. m. y en la tarde, es importante,
pero más importante es la presencia de Jesús en el templo de Herodes y ahora a
la diestra del Padre.
No
es una tarea imposible dejar de mirarnos a nosotros mismos y mirar a Jesús, y
aun si lo fuera es necesario que cumplamos toda justicia.